La artrosis es una afección de las articulaciones que provoca dolor e inmovilidad. ¿Cómo cuidarse y cuándo consultar al médico?.
HACE SEIS AÑOS, ALFONSO CORTÉS* sufría de un dolor intenso en la zona de la ingle, como si le estuvieran dando pinchazos con una aguja. “Era tan intenso que para acomodarme en el asiento tenía que levantarme la pierna con la mano”, recuerda el hombre. El malestar solo pasó con una inyección de corticoides.
Cortés padecía artrosis y su cadera estaba muy perjudicada a pesar de que tenía 48 años. Las radiografías revelaban que el cartílago (un tejido blando y elástico que funciona como una almohadilla entre dos huesos) localizado en la cabeza del fémur estaba desgastado, lo que provocaba una fricción ósea.
Además de esta articulación, la artrosis afecta frecuentemente a las rodillas, las manos y la columna vertebral y se produce debido a que el cartílago no puede regenerarse, pierde la capacidad de proteger a los huesos.
De acuerdo con la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología (AAOT), los casos de artrosis diagnosticados en gente joven se deben a causas genéticas; a que hoy en día hay una mayor práctica de deportes de impacto, como el fútbol y a que no se toman los recaudos necesarios para comenzar una actividad física, lo que puede derivar en una sobrecarga de las articulaciones. “También se diagnostican más casos por el aumento de la expectativa de vida de las personas”, agrega el doctor Alfredo Del Sel, jefe del área de Cadera y Rodilla del Hospital de Clínicas de Buenos Aires.
Si bien no existen cifras oficiales, los especialistas calculan que el 15 por ciento de los argentinos padece artrosis, y los primeros síntomas suelen ser: dolor al flexionar alguna parte del cuerpo, por ejemplo al levantarse luego de estar un tiempo sentado o al comenzar una actividad física, y disminución de la movilidad (si antes caminaba veinte cuadras, ahora no llega a diez, o ya no puede agarrar algo con la misma fuerza que tenía antes). La radiografía es el método más eficaz para el diagnóstico.
Aunque aún no se establecieron las causas de esta enfermedad, distintas investigaciones demostraron que los factores hereditarios, el sobrepeso, el sedentarismo, las lesiones en las articulaciones (como una fractura o esguince), y el tipo de ejercicios que se haya realizado juegan un papel relevante.
De hecho, un estudio efectuado en Manchester, Inglaterra, aseguró que tienen mayor riesgo de sufrir esta patología quienes regularmente caminan distancias largas sobre superficies duras, permanecen demasiado tiempo sentados o de pie y aquellos que levantan pesos exagerados.
Hay más casos de artrosis por el aumento de la expectativa de vida de las personas.
Según la Sociedad Argentina de Reumatología (SAR), nueve de cada diez personas mayores de 65 años tienen artrosis. “Sin embargo, pese a que es común que se considere que esta enfermedad es una consecuencia normal del envejecimiento, la artrosis puede aparecer en personas de 30 o 40 años”, afirma el doctor Julio Hofman, presidente de la SAR.
“En los hombres, la artrosis se presenta más frecuentemente antes de los 50 años, mientras que en las mujeres es común luego de esa edad. Además, la enfermedad se produce sobre todo en la posmenopausia, y entonces afecta con mayor severidad a múltiples articulaciones”, comenta Hofman.
Las mujeres son más propensas en particular a la artrosis de rodilla. Algunos estudios revelaron que la caída de los niveles de estrógeno, que ocurre con la menopausia, hace que disminuya la elasticidad de los ligamentos. Una investigación de la Universidad de Michigan demostró que los músculos de la rodilla de una mujer no se contraen ante los esfuerzos tal como lo hacen los de los hombres, lo que eleva el riesgo de artrosis de rodilla. Los investigadores probaron que las mujeres que practican deportes de saltos y movimientos bruscos tienen ocho veces más posibilidades de lesionar sus rodillas que los hombres que hacen el mismo deporte.
PESE A QUE LA ARTROSIS NO TIENE cura, existen tratamientos para controlar el dolor y la inflamación. En principio, están los analgésicos y antiinflamatorios, como aspirina, ibuprofeno, diclofenac, paracetamol, entre otros, la mayoría de ellos de venta libre. Luego están los antiartrósicos, algunos de venta bajo receta, que sirven como “regeneradores” del cartílago dañado.
Pero los medicamentos son complementarios. “Para combatir los síntomas más comunes como la rigidez articular al despertarse y el dolor durante el día, se pueden hacer ejercicios suaves y controlados, como natación o bicicleta, de acuerdo con las posibilidades de cada persona y la evolución de su artrosis”, explica el licenciado Pablo Bordoli, fisiatra y director de la carrera de Kinesiología de la Universidad Maimónides.
“También —continúa— se puede utilizar cualquier paliativo como aplicar frío y llevar a cabo técnicas de relajación, acupuntura o masajes.”
Aunque, a veces, el control del dolor puede pasar por el uso de calzado correcto o por un cambio de peso, como ocurrió con Roberto Luján*, de 44 años, que tenía una leve artrosis de rodilla y, luego de probar con varios medicamentos, encontró la solución al problema: treinta minutos diarios de caminata y una dieta reducida en carnes rojas para bajar siete kilos que Luján tenía de más.
Sin embargo, para algunos de los que padecen severos cuadros de artrosis, el reemplazo de artículación es la única salida. Esto fue lo que sucedió con el caso del principio del artículo. Luego de dos años de tomar medicamentos, a Alfonso Cortés le colocaron una prótesis de cadera. “Fue como si nunca hubiera existido la operación y el dolor se me fue”, afirma.
Si bien la operación no es mágica, las probabilidades de éxito de una intervención quirúrgica de este tipo son altas. “En estas cirugías, se reemplaza la artículación dañada por una prótesis y la artrosis desaparece. Una prótesis puede durar unos 20 años y luego se realizan cirugías de revisión para cambiarla”, explica Del Sel.
En algunas ocasiones, los enfermos de artrosis deben armarse de paciencia para soportar los tiempos de espera para este tipo de intervenciones, sobre todo si no tienen cobertura médica prepaga.
Si el paciente asiste a un hospital público en la Argentina, debe anotarse en una lista de espera de prótesis. Los plazos estimados para una operación pueden ser de entre 6 y 12 meses, todo gratuito. En cambio, en la medicina privada, los tiempos son más cortos y los costos también están cubiertos.
ENTONCES, ¿QUÉ HACER MIENTRAS se espera y el dolor avanza? Bordoli recomienda: “La mejor forma de esperar es haciendo ejercicio para que los músculos estén en buen estado y la recuperación post quirúrgica sea más rápida y efectiva”.
El doctor Hofman también sugiere mantener un peso corporal estable para no empeorar el proceso artrósico y no automedicarse.
Por su parte, la reumatóloga María Cristina Lunic, fundadora del sitio www.reumaonline.com.ar, aconseja no estar parado inútilmente, si es que hay dolor en los miembros inferiores: “La idea es no sobrecargar las articulaciones con el propio peso. Así que, de ser posible, es mejor sentarse para hacer cualquier tarea o para conversar con amigos”.
Cuide sus articulaciones: haga ejercicio, no engorde e ingiera calcio y vitaminas C y E.
Otro aporte práctico si el problema se encuentra en las articulaciones de las manos, es reemplazar los botones por velcro, (cierre mágico o abrojo) y los broches a presión de los pantalones o polleras por ganchos.
En el caso de la cadera, existe una alternativa al reemplazo total de la articulación que es el Hip resurfacing. A diferencia de la cirugía tradicional en donde se quita la cabeza del hueso para reemplazarla por una prótesis, en este método se cubre la cabeza del hueso de la articulación con una especie de cápsula metálica. Por lo general, este procedimiento es apropiado para pacientes menores de 60 años, que tienen una vida activa, ya que el reemplazo total de la artículación de cadera resulta algo limitante.
“De todas maneras, con la técnica del Hip resurfacing no termina el problema de la artrosis sino que se pospone la solución”, afirma el traumatólogo Miguel Ángel Raijman, especialista en artroscopia y prótesis articular de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.
Además, hay que tener especial cuidado de aplicar este procedimiento cuando se trata de mujeres mayores de 55 años, ya que suelen mostrar principios de osteoporosis y la operación tradicional sería la más apropiada.
En el caso de la artrosis de rodilla, hay un tratamiento alternativo a la cirugía que consiste en la inyección de un lubricante natural de la articulación (ácido hialurónico) en el interior de la rodilla. Este procedimiento se llama viscosuplementación. Es una aplicación semanal durante tres a cinco semanas; su efecto analgésico y antiinflamatorio dura varios meses y se puede repetir. Este método es recomendado como alternativa al tratamiento oral aunque no es para todos los pacientes. De hecho, actualmente existe una controversia entre los especialistas ya que aún algunos sostienen que no hay estudios concluyentes sobre la efectividad de esta inyección.
En la Argentina, cada inyección tiene un valor de alrededor de 100 pesos y generalmente las coberturas médicas no se hacen cargo de este gasto.
En el futuro, las opciones de tratamiento disponibles pueden incluir trasplante de cartílagos y plásticos bio- degradables que estimulen el crecimiento del cartílago sano. Investigadores australianos trabajan en un sustituto del hueso fabricado a partir de las células madre del propio paciente.
DE TODAS FORMAS, SI USTED TIENE sus articulaciones sanas, no las descuide y bríndeles estos cuidados para evitar futuros males:
No se exceda de peso: “Trate de no engordar y si tiene sobrepeso, intente corregirlo”, recomienda el kinesiólogo Pablo Bordoli.
Buena postura: Haga de la buena postura un hábito: si está mucho tiempo sentado frente a un escritorio, procure respetar ángulos de 90° para la cadera, las rodillas y los tobillos. Es preferible que la silla sea giratoria, con apoyabrazos y rueditas. Los pies deben permanecer estables y apoyados en su totalidad; si no llegan al piso debe agregarse un dispositivo para apoyarlos correctamente. No es recomendable trabajar con las piernas cruzadas, ni apoyando solo las puntas de los pies.
“Cambie las posiciones a menudo y recuerde que para levantar algo del suelo, debe flexionar las rodillas para hacer fuerza con ellas. Además, cuando cargue un objeto pesado, trate de acercarlo lo máximo posible al cuerpo”, dice Bordoli.
Alimentos: Se supone que la ingestón de alimentos ricos en vitamina C (naranja, melón, brócoli) minimizan la pérdida de cartílago y retrasan el progreso degenerativo de los cartílagos, en calcio (lácteos, salmón) para la fortaleza de los huesos, y en vitamina E (nuez, palta, aceite de oliva) que alivian los síntomas de la artrosis.
Actividad física: Reduzca al mínimo la posibilidad de lesiones. Si hace ejercicios sobre una superficie dura, use zapatillas con una suela alta de goma. Hacer caminatas, andar en bicicleta y nadar es bueno para las articulaciones.
Calzado: “Es preferible usar zapatos de taco bajo, con suela acolchada y punta ancha, ya que sostienen el metatarso y el talón”, comenta Lunic. Elija el calzado apropiado de acuerdo con el deporte que va a practicar.