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La alteración de los horarios para comer puede favorecer la acumulación de grasa en el organismo.

Fuente: Salud a Diario

Cuando cambiamos nuestros hábitos alimenticios o alteramos nuestros relojes circadianos (los horarios de vigilia y sueño), ello puede afectar el tejido graso saludable a lo largo de toda la vida, afirma un estudio preclínico realizado por investigadores del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en Houston (UTHealth). Sucede que el tejido graso saludable ayuda a proporcionar energía, apoya el crecimiento celular, protege los órganos y mantiene el cuerpo caliente. Una dieta de buena calidad y que se consuma de manera rítmica (es decir, durante nuestro ciclo activo) es importante para mantener la grasa saludable. Lo anterior se debe a la acción de los adipocitos, las células grasas saludables que forman nuestro tejido adiposo, que almacena energía en forma de grasa. Los investigadores descubrieron que las células progenitoras de los adipocitos (llamadas preadipocitos) experimentan una proliferación rítmica diaria a lo largo del ciclo de 24 horas bajo patrones normales de ingesta de energía.

Grasas disrruptoras del metabolismo

Sin embargo, “descubrimos que cuando alimentamos a los ratones con una dieta alta en grasas, aumentaba la proliferación de preadipocitos y destruía su patrón rítmico”, dice Kristin Eckel-Mahan, Ph.D., profesora asistente del Centro de Enfermedades Metabólicas y Degenerativas en la UTHealth y autora principal del estudio. “Lo que proyectamos es que a lo largo de nuestra vida, estas variaciones de 24 horas en la proliferación de estas células son realmente importantes para mantener una grasa saludable”. Entonces, deshacerse del ritmo circadiano y comer una dieta alta en grasas con el tiempo agotará las células grasas saludables. El estudio sugiere que esta alteración puede ser difícil de revertir. El agotamiento de las células progenitoras de los adipocitos no permitirá que se produzcan nuevos adipocitos sanos dentro del tejido, lo que finalmente provocará defectos en el almacenamiento de grasa y un exceso de lípidos que se derramará en otrosórganos, como el hígado y el músculo. Eckel-Mahan dice que tener grasa en estas áreas puede provocar diabetes tipo 2 y resistencia a la insulina. “En un mundo ideal, todos mantendrían un ciclo normal de sueño y vigilia y no comerían durante las horas equivocadas del día: ni demasiado tarde antes de acostarse o temprano en la mañana. También debemos alejarnos de las dietas altas en grasas, que ahora hemos demostrado que destruyen la proliferación rítmica de nuestros preadipocitos. El reloj de 24 horas que tenemos es importante cuando se trata de nuestra grasa saludable, y debemos protegerla tanto como podamos”, concluye Aleix Ribas-Latre. Investigador en el Instituto Helmholtz de Investigación Metabólica, Obesidad y Vascular en la Universidad de Leipzig y el Hospital Universitario de Leipzig en Alemania. 

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