La amnesia es el principal problema de la memoria. Un síntoma cuyas causas y manifestaciones son tan diversas como variadas.
El
síndrome amnésico
Sin
duda es la forma más grave de amnesia. En la mayoría de los casos está causado
por lesiones que afectan los dos lados del cerebro, en las regiones unidas a la
memoria episódica. La falta de memoria se limita en ocasiones a los minutos que
preceden a un accidente después de un traumatismo craneano que provocó una
breve pérdida de la conciencia. Pero en los casos más graves, puede abarcar
varios años: el enfermo pierde una parte sustancial de su pasado. Sin embargo,
este déficit que ataca a los recuerdos almacenados no es la principal causa de invalidez.
Los enfermos que sufren este síndrome amnésico tienen también dificultades para
memorizar nuevos recuerdos. Olvidan lo que hacen durante el día a medida que lo
van realizando, el tema de las conversaciones, el nombre y la cara de las
personas que encontraron y lo que vieron. Esta incapacidad para fijar nuevos
recuerdos puede detener al paciente en el tiempo. No percibe el paso de los
años y cree que tiene la misma edad que cuando ocurrió el accidente.
Ciertos
aspectos de la memoria están preservados, como la memoria de trabajo. El
amnésico puede retener durante algunos minutos una lista corta de palabras o
cifras, luego repetirla, pero la olvida en cuanto deja de concentrar su
atención en el ejercicio. La memoria de las habilidades o memoria procedimental,
también se mantiene. Además, los estudios recientes indican que estos enfermos
pueden adquirir nuevos conocimientos generales, como los nombres de nuevas
celebridades o palabras que entraron hace poco en el vocabulario: por lo tanto,
su memoria semántica parece estar preservada.
El
síndrome de Korsakoff
Entre los grandes bebedores, el abuso de alcohol acarrea la carencia de vitamina B1 que engendra lesiones cerebrales. La consecuencia es la incapacidad para fijar nuevos recuerdos a la par de una amnesia que implica el pasado. El enfermo, a menudo inconsciente de su problema, tiene la tendencia a fabular. Su memoria implícita, no obstante, parece estar a salvo.
Serguei
Korsakoff (1854-1900), psiquiatra ruso que identificó este síndrome, cuenta que
uno de sus pacientes que no recordaba haberlo visto ya en ese día, lo saludaba
cada vez que se lo cruzaba pero sin darle la mano, lo que parecía demostrar que
había guardado el recuerdo implícito de su primer encuentro.
Amnesias
selectivas
Otras
amnesias atañen un tipo preciso de informaciones. En la demencia semántica,
unida a la degeneración de algunas neuronas del lóbulo temporal externo, los
enfermos pierden el sentido de las palabras y de los conceptos: entonces, es en
esencia la memoria semántica la que está lesionada. En la amnesia frontal,
causada por lesiones de los lóbulos temporales, es sobre todo la evocación espontánea
de las informaciones la que resulta deficiente: el individuo es incapaz de
repetir una lista de palabras pero puede reconocer algunas, esto revela que, a
la vez, existe un defecto de atención y una incapacidad para recuperar la
información que tiene una finalidad precisa. Por último, ciertas amnesias
provocan que no reconozcan las caras, los objetos o los gestos.
El
síndrome del agujero negro
Una
persona con buena salud que ya rebasó los 50 años puede padecer esta extraña enfermedad.
Durante la crisis, que solo dura unas horas, el individuo pierde un cuarto de
su pasado y olvida al instante todo lo que acaba de suceder. Sin embargo, ¡es
perfectamente capaz de conducir su auto o, incluso, si es profesor, puede dar
una clase!
Por
consiguiente, este «ictus» (acceso) de amnesia corresponde a una pérdida
brutal, selectiva y transitoria de la memoria episódica. Se supone que ocurre a
causa de una disfuncionalidad temporaria de un amplio circuito cerebral que incluye
la región del hipocampo y el córtex prefrontal.
Mal
de Alzheimer
El
daño a la memoria es el primer signo de la enfermedad de Alzheimer que se
caracteriza por una atrofia del hipocampo. Los recuerdos antiguos están mejor
preservados que los hechos recientes, pero pronto la memoria de trabajo y la
memoria semántica también se ven afectadas. A medida que la enfermedad
evoluciona, las pérdidas pueden llegar a proporciones dramáticas y el enfermo
olvida, incluso, que tiene una familia.
Por
el contrario, la memoria procedimental, la de los automatismos que se adquieren
a lo largo de los años, permanece resguardada mucho tiempo. Un enfermo podrá
cantar una canción infantil o ejecutar unos pasos de danza, aunque no sea capaz
de hablar. A pesar de que, con el tiempo, el repertorio de los gestos no se
salva (escribir, vestirse, lavarse...), la programación automática se mantiene
eficiente más tiempo que la ejecución voluntaria de un movimiento. Desorientado
ante una mesa servida, el paciente se sentará a comer si se le coloca un
tenedor en la mano. Por eso surgió la idea de crear programas de reeducación
que se apoyan en esta parte todavía funcional de la memoria para intentar instalar
nuevos automatismos que faciliten la vida diaria. El principio se basa en
favorecer el aprendizaje implícito por la repetición de gestos, sin dar una consigna
oral, dicho de otro modo «hacer hacer» en lugar de «decir qué hacer». Para
ayudar a un enfermo a guiarse en este nuevo momento de la vida será mejor
hacerle recorrer un trayecto en silencio, varias veces, tomándolo del brazo en
vez de explicarle el itinerario con el detalle de cada etapa (primero a la derecha,
segundo a la izquierda...).
El síndrome de estrés postraumático
Guerra, atentado, agresión: un hecho violento puede provocar un síndrome de estrés postraumático sumamente invalidante. Su evocación puede invadir la vida diaria del paciente que al rememorar se siente perseguido por lo vivido. En su caso, el proceso normal de borrar el recuerdo no se produjo aún. Un suceso de este tipo puede, excepcionalmente, tener un efecto inverso: la víctima olvida una parte completa de su pasado, a veces, incluso su nombre y dirección. Esta amnesia llamada psicógena puede durar algunas horas o prolongarse varios meses. El impacto de semejantes experiencias en la memoria es el resultado de una estimulación de la amígdala, una estructura conectada con el proceso de las emociones, en particular el miedo. Esta reacción podría detenerse si se administrara propanol (betabloqueante prescripto habitualmente para los tratamientos de hipertensión arterial) después de una agresión. Esta sustancia es capaz de suprimir no solo el recuerdo del suceso traumático, sino también el sufrimiento asociado a él.