Proteger la piel de los
efectos nocivos de los rayos del sol no solo es una cuestión de estética, sino
de salud.
Con la proximidad de la
llegada del verano la mayoría de las personas quiere lucir un buen bronceado;
sin embargo, esto conlleva a que haya quienes se exponen de manera elevada a
los rayos del sol, al calor y a otros agentes externos que pueden dañar la salud de su piel. Para encontrar el equilibrio entre exposición y
seguridad, conversamos con la Dra. Irene Araya de la Clínica Santa María y
profesora asociada en el Departamento de Dermatología del Hospital Clínico Universidad
de Chile, quien nos entrega una completa guía para cuidar el órgano más
grande de nuestro cuerpo en época de vacaciones.
¿Qué cambios debo incorporar
en mi rutina para preparar nuestra piel para el verano?
En este verano de 2021 debemos
considerar, además de los cuidados generales propios de la estación, el uso
de mascarillas como parte importante de las medidas de protección contra COVID
19. Por lo anterior, si bien es cierto que la mascarilla protege
directamente de la exposición a radiación ultravioleta, por otro lado, será
necesario redoblar todas las medidas de limpieza adecuada y humectación según el tipo de piel, para evitar problemas secundarios a su uso.
¿La hidratación de la piel que
rol juega?
Una hidratación adecuada de
la piel es fundamental sobre todo en personas con piel sensible
(dermatitis crónicas, atópicos, pacientes con rosácea, entre otros). Se deben
evitar las condiciones que resequen la piel, a través de duchas cortas y
tibias, protección del sol y viento, evitar uso de jabones, tónicos o productos
exfoliantes en forma no controlada. El tratamiento específico se basa en el uso
de hidratantes (productos que aportan agua a un tejido, en este caso desde la
dermis a la epidermis) o humectantes (fijan o mantienen humedad en la piel).
¿La nutrición ayuda a mantener
sana nuestra piel?
Una alimentación balanceada es
vital para mantener las condiciones óptimas de la piel. Debemos recordar que el contacto diario de la piel con
contaminantes ambientales, sol, humo de cigarrillo, entre otros, produce un stress
oxidativo en ella, alterando la función de barrera de ésta, con activación
del sistema inmune y daño de la flora normal de la piel. En ese sentido, la
dieta es fundamental para prevenir este daño oxidativo a través del consumo de
frutas, vegetales, té verde, y otros alimentos altos en antioxidantes.