A menudo se considera que el oído es menos importante que la
vista. El oído es sin embargo el sentido de alerta por excelencia.
El oído: sentido de la alerta y de la comunicación
¿Cómo sé si oigo bien?
A excepción de un accidente, la pérdida de audición se
produce insidiosamente en el adulto. Un niño o un adolescente perciben
sonidos de una frecuencia que va de 20 a 20.000 hertz. La percepción de los
agudos baja entonces y, hacia los 60 años, no se oye más allá de los 12.000
hertz. Además, el umbral auditivo (volumen sonoro mínimo que se puede sentir) se
eleva con la edad. Esta pérdida auditiva, muy progresiva, no se percibe
con facilidad; inconscientemente, se habitúa y se adapta a la vida a un nivel
de percepción inferior. Entonces, es necesario estar atento a signos tales como
la dificultad de seguir una conversación entre varias personas o en un ambiente
ruidoso. Cuando se comienza a subir demasiado fuerte el sonido de la televisión
o de la radio, es tiempo de consultar. En todos los casos, después de los 60
años, se recomienda pasar una prueba de audición.
¿Se puede oír demasiado?
Algunas personas sufren de hiperacusia: sienten ruidos y
sonidos de la vida corriente mucho más fuerte. La audición se torna
dolorosa, lo que provoca una molestia permanente, que desemboca en una
verdadera desventaja social, puesto que una simple conversación se hace
insoportable. Aún más frecuentes son los acúfenos (o tinnitus):
percepción de sonidos (zumbidos, silbidos, ruidos de motores) que no
existen físicamente. Este problema es el resultado de una alteración de las
vías auditivas, en ocasiones el oído interno. Un acúfeno o tinnitus puede ser
transitorio después de exponerse a un ruido excesivo o permanente.
Cómo conservar un buen oído
Mantener su oído es, en especial, protegerse de los ruidos
excesivos. La pérdida de audición resulta tanto más precoz cuando el oído ya
fue sometido a una dura prueba, ya que las células sensoriales auditivas, muy
frágiles, no se renuevan. Entonces, no debe dudar en usar protecciones
(tapones, cascos) cuando el nivel sonoro es elevado, pero también, cuando nada
en el mar o en la piscina. Por lo demás, algunos medicamentos (antibióticos,
antiinflamatorios, aspirina) tomados en grandes dosis, pueden alterar la
audición. Es conveniente hablar con el médico que los prescribe. En muchos
casos, existen tratamientos contra la pérdida de audición. Por ejemplo,
las prótesis procesan los sonidos y no el oído y presentan límites, en la
localización espacial de la fuente sonora, por ejemplo. Pero preservan lo
esencial: la vida social.