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El cambio en la forma de recetar medicamentos a veces confunde a los pacientes, que no saben a qué están accediendo.

El acceso a medicamentos de alta calidad, a un costo adecuado, es una problemática que moviliza transversalmente tanto a autoridades como a todos los actores del sistema de salud. Una parte de la estrategia para lograr este objetivo, ha sido el impulso dado, desde hace años, a la Política Nacional de Medicamentos, la cual abarca una serie de iniciativas legislativas cuyo objetivo primordial es incrementar la cantidad de medicamentos disponibles. Dentro de las 31 medidas que incluye este programa, se encuentran mecanismos para ampliar la disponibilidad de medicamentos bioequivalentes. Si bien todas estas disposiciones han sido ampliamente comunicadas e incluso han sido objeto de intenso debate, aún existe confusión en los pacientes respecto de las diferencias entre los tipos de fármacos disponibles, su eficacia y cuál es el origen de las disimilitudes en sus valores. “Para cumplir con el objetivo de mejorar el acceso a tratamientos de calidad es indispensable que las personas conozcan qué tipo de medicamentos son intercambiables y que consulten activamente a sus médicos tratantes y en las farmacias”, señala la Dra. Claudia Madrid, Gerente de Asuntos Médicos de Laboratorio Chile Teva. La profesional añade que cada día se están registrando y produciendo nuevos fármacos alternativos, orientados a variadas áreas terapéuticas. Por ejemplo, ya se cuenta con equivalentes para tratar el dolor, la depresión, alergias, enfermedades infecciosas, así como también oncológicas, diabetes, ansiedad, hipertensión, inmunodepresores, etc. En todo este proceso, el Ministerio de Salud (MINSAL) tiene el rol de establecer la prioridad para hacer exigible la comercialización de bioequivalentes, calendarizando fechas y entregando los parámetros técnicos que permitirán aprobarlos. Todo ello en línea con la normativa internacional. 

Algunos conceptos fundamentales sobre los medicamentos genéricos

Antes de avanzar en una definición sobre innovadores, genéricos y bioequivalentes, la Dra. Madrid hace énfasis en dos conceptos que es necesario esclarecer: equivalencia farmacéutica, relacionado a la formulación de un medicamento; y equivalencia terapéutica, que alude al efecto que tiene al momento de ser administrado. Sobre el primer término, la profesional explica que los pacientes pueden encontrar en las farmacias medicamentos de orígenes diversos, es decir, manufacturados por distintas compañías y procedentes de varias partes del mundo. Estos medicamentos comparten características comunes:

1. Contienen idénticas cantidades de los mismos principios activos (lo que ejerce el efecto terapéutico).

2. Tienen la misma forma de administración, por ejemplo, oral.

3. Se presentan en la misma forma farmacéutica, por ejemplo: comprimidos, jarabe, etc.

4. Cumplen con las mismas o comparables especificaciones de calidad.

“Aun cuando estos tratamientos son equivalentes entre sí, hay que considerar que han sido fabricados por diferentes productores. Esto implica que cada uno de ellos tiene una metodología de desarrollo particular: con procesos, maquinarias y excipientes distintos, entre otros aspectos”, enfatiza la profesional. Considerando lo anterior y, para asegurar que sean equivalentes terapéuticos, es decir que dos formulaciones tengan el mismo efecto en cuanto a calidad, eficacia y seguridad, éstos deben cumplir con las siguientes condiciones:

1. Ser rotulados y elaborados bajo normas actualizadas de buenas prácticas de manufactura (cGMP).

2. Contar con procesos productivos validados.

3. Demostrar, mediante estudios apropiados, que son similares a su referente en cantidad y velocidad de fármaco absorbido, dentro de límites razonables, establecidos por procedimientos estadísticos, con excepción de las soluciones acuosas. Esto último puede comprobarse mediante estudios de bioequivalencia (in vivo), bioexención (in vitro), dependiendo de las características de la molécula y lo determinado por la autoridad regulatoria. En Chile, el MINSAL (Ministero de Salud) ha utilizado el término Bioequivalente (BE) para referirse a los equivalentes terapéuticos, que “pueden sustituir al innovador con la expectativa de que producirán el mismo efecto clínico y tendrán el mismo perfil de seguridad”, asegura la Dra. Madrid. 

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