Cerebro Cerebro

Aunque se use el concepto en singular, al hablar de inteligencia, debemos tratar de no ser reduccionistas.

El concepto mismo de inteligencia es tema de debate. Algunos estiman que existe, en efecto, una inteligencia global que se desempeña en todos los ámbitos. Otros diferencian varias formas de inteligencias más o menos especializadas e independientes unas de otras. Los investigadores también se preguntan acerca de los fundamentos biológicos de la inteligencia.

¿Hay uno o varios genes de la inteligencia? ¿Puede la rapidez de comprensión atribuirse a una mayor eficacia en las conexiones interneuronales? ¿Pueden asociarse ciertas áreas o regiones cerebrales al proceso de razonamiento? Estas preguntas, que se mantienen abiertas, promueven debates concretos sobre la educación, el aprendizaje y el envejecimiento. ¿Qué nos enseñan las neurociencias que podría aplicarse a todas las edades de la vida para desarrollar nuestro potencial, enriquecerlo y mantenerlo? ¿Debe valorizarse la inteligencia académica, la del cociente intelectual o colocar en el mismo plano la creatividad o la inteligencia emocional? ¿Debe aislarse la inteligencia en un terreno puramente intelectual o definirla de un modo más amplio en el que puedan incluirse ciertas cualidades como la aptitud para la felicidad, el éxito individual o la capacidad para actuar con eficacia sobre lo real? 

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