Despertador Despertador

De la mano de alguien que siempre sufrió insomnio, técnicas para aprender a sobrellevar este padecimiento.

El escritor canadiense R.M. Vaughan, quien ha padecido insomnio durante toda su vida, es el autor del libro Bright Eyed: Insomnia and Its Cultures (Despabilados: el insomnio y las distintas culturas). En su cruzada por comprender en profundidad su afección, encontró algunas estrategias interesantes para aprender a aceptarla.

El insomnio en primera persona

“He sufrido insomnio desde los diez años aproximadamente. Se manifiesta como una incapacidad absoluta de mi cerebro para desconectarse. También padezco un desorden llamado síndrome de las piernas inquietas. Aun así, y porque soy un optimista, cada noche pienso: esta noche sí, me quedaré frito. Nunca sucede. Ayer, por ejemplo, cabeceé hasta un punto en el que estaba prácticamente dormido. Luego fue como si alguien hubiera entrado en mi habitación con una jeringa gigante llena de adrenalina y me la hubiera inyectado. Si bien mi cerebro estaba solo mitad despierto, yo pateaba y mis músculos se contraían y relajaban. Di vueltas durante unas horas, luego mi cuerpo finalmente se agotó y logré dormir cerca de una hora y media. Después volví a despertarme, y el ciclo continuó durante el resto de la noche. Eso es típico. “Consulté a un médico de Islandia que afirma que la gente de ese lugar no sufre desórdenes afectivos estacionales. Su país está sumergido en la oscuridad durante una buena parte del año. Pero él no hablaba de medicación. No hablaba de terapias del comportamiento. Hablaba de una acción colectiva desarrollada durante siglos por personas que viven bajo estas condiciones y en forma satisfactoria. Se trata de una cultura que ha desarrollado todo un idioma en torno a la oscuridad del invierno; usan palabras como ‘acogedor’ en lugar de ‘desolador’. Y es una cultura en la que la prioridad son las comunidades y las familias. Durante los períodos de oscuridad del año, nadie está solo, nunca. No se trata necesariamente de una fiesta; simplemente nadie está en soledad. Quienes padecemos insomnio llevamos con nosotros cierto enojo por sentirnos tan alejados del mundo, pero creo que Islandia nos ofrece una nueva mirada sobre las afecciones crónicas, que permite que aquellas personas que sufren desórdenes neurológicos no se sientan solas”.

Vaughan, quien desarrolla sus actividades en Toronto y en Berlín, afirma que: “Para aquellos que viven en una ciudad donde la gente no sale a cenar hasta las diez de la noche, el insomnio puede verse como una especie de ventaja, un extraño beneficio que puede ayudar a acostumbrarse”. Encontrar un contexto donde nuestros propios obstáculos se conviertan en fortalezas puede ayudarnos a salir adelante. 

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