Madre e hijo Madre e hijo

En los primeros meses de vida, se desarrollan gran parte de las habilidades de las personas. Estimule a sus hijos con la actitud adecuada.

Estimular la atención de los bebés

Cumplido el primer semestre, el bebé ya se sienta y eso le permite acceder mejor a los objetos. Para él, una buena manera de conocer los objetos y de calmar sus necesidades de exploración es llevárselos a la boca. Siempre debemos asegurarnos de que estén limpios y no sean peligrosos.

A esta edad adoran las novedades, y lo bueno es que casi todos los objetos que tienen a mano son novedad para ellos. Por eso, es tan importante estar atentos y no dejar a su alcance objetos potencialmente dañinos.

La comida también les llama la atención, y no solo para comerla; también para tocarla y manipularla.

Las relaciones con sus familiares son aún su fuente principal de placer, aprendizaje y desarrollo. Que le hablen, le canten, le muestren objetos y que lo hagan reír son sus mejores juguetes.

Cuando todo va marchando bien, unos meses antes del año el bebé ya puede darse cuenta de que los objetos existen aunque no los vea. Puede jugar a esconder y descubrir un objeto y disfrutar cuando, escondido, de todos modos sabe que allí está.

 

Qué hacer cuando extrañan los bebés

Los primeros meses el bebé parecía muy dado; se quedaba encantado en los brazos de la mayoría de las personas y les sonreía a todos. Ya entrado en el segundo semestre, empieza a extrañar y a reclamar la presencia de sus más allegados.

Esto significa que su desarrollo viene muy bien; descubrió que es algo separado de sus figuras de apego y está empezando a distinguir a los conocidos de los no conocidos. Que extrañe no significa que tengamos que estar con él o ella todo el tiempo. Por el contrario, conviene que lo ayudemos a empezar a aprender a estar un poco sin la compañía de sus papás, e ir descubriendo que es más fuerte de lo que cree. Si contamos con alguien que sabemos que lo cuida y atiende adecuadamente, podemos dejarlo con esa persona un rato.

Aprender de a poco a estar sin sus padres lo ayuda a fortalecer su incipiente autonomía y a saber relacionarse con diferentes personas. Aceptar la separación no es fácil para el bebé ni para sus padres: algunos necesitan practicar mucho antes de tolerarlo bien. Cuando son bien chiquitos, jugar al «está, no está» es una manera rudimentaria de aprender y entender que lo que no se ve no desaparece para siempre. De a poquito es bueno ir acostumbrándolo a que puede estar sin mamá o papá a la vista. Cuando el bebé nos reclame para que estemos con él o lo entretengamos, salvo que nos necesite por su seguridad, demoremos un poquito; quizás podamos hablarle desde lejos para tranquilizarlo. De esa manera, poco a poco aprenderá a estar consigo mismo y a calmarse solito.

Si el bebé es muy sensible a las caras desconocidas, debemos presentárselas de a poco. Que no lo acosen ni lo invadan, que se queden en la periferia interactuando con los conocidos hasta que el bebé se acostumbre un poco. Si es en su casa, le va a resultar más fácil.

Nunca nos vayamos sin despedirnos. Aunque el bebé llore, tenemos que mantener su confianza en que no lo engañamos. Escaparse sin que se dé cuenta logra que papá o mamá se vayan sin tanta culpa, pero al bebé le enseña a no confiar y le genera mucha inseguridad.

Cómo manejar los problemas en el sueño del bebé

El sueño no es un estado estable; a lo largo de la noche se alternan fases de mayor profundidad y de mayor actividad. Varias veces por noche es normal que el sueño se vuelva superficial y que incluso el bebé esté cerca de despertar. Si va aprendiendo de a poco a calmarse y acompañarse a sí mismo, y si está tranquilo, retomará el sueño sin problemas y sin la presencia de sus padres en ese momento.

Los llantos nocturnos no siempre significan que se haya despertado. Si los adultos prestan atención al llanto sabrán distinguir cuando se trata de un llanto de dolor o miedo. En ese caso irán enseguida hasta la cuna. Si no se precipitan, muchos de los otros llantos duran muy poco y toda la familia podrá seguir durmiendo.

Cuando el papá o la mamá va hasta el bebé, lo indicado es tranquilizarlo con la palabra, con algún masaje, pero no hacerle upa. Llorar un ratito no le hace mal y puede ser una buena inversión para su aprendizaje del autocontrol. La respuesta del adulto debe ser tranquilizadora sin sumarse al nerviosismo.

Juegos y juguetes para bebés

El juego es una actividad instintiva e imprescindible en el desarrollo de los seres humanos. El juego no es un pasatiempo. Es una manera de explorar y de aprender sobre el mundo, la vida, los demás y uno mismo. Para el bebé chiquito el mejor juguete es otro ser humano. ¡No solo disfruta que lo toquen, lo mimen y le hagan ruiditos, sino que también aprende mucho en esos juegos!

Luego descubre su otro gran juguete: su propio cuerpo. Le encanta mirar cómo se mueven sus manos, cómo se sienten los dedos en la boca, qué es eso de lograr emitir sonidos. A medida que va adquiriendo habilidades motrices, disfrutará la manipulación de objetos seguros que le ofrezcan color, sonido y texturas que explorar. Es necesario mantenerlos limpios.

Cuando está despierto también disfruta de compartir la habitación donde se reúne su familia para seguir las actividades de la casa. Cuando empieza a gatear su mundo se vuelve inmenso y muy atractivo. Cuidado con escaleras, puertas, cables y objetos inconvenientes a su alcance. Este es un momento en que algunos no son necesarios y deben aparecer, aunque el bebé recién empiece a entender qué significan. ¡No lo confundamos! Si decimos no, lo mantenemos y actuamos en consecuencia siempre.

A medida que va entendiendo esto de que no puede hacer algunas cosas aunque tenga ganas, veremos cómo nos mira cuando se acerca a un objeto prohibido. No hay que pensar que nos está desafiando; está aprendiendo cómo funcionan las cosas. Es nuestro momento de ser coherentes, claros y firmes, aunque cálidos y cariñosos.

Al bebé no le hace bien estar expuesto a la televisión porque le puede afectar el desarrollo cerebral. En las primeras etapas de la vida, el desarrollo del cerebro del bebé es muy intenso y crucial para su futuro. Exponerlo a la televisión está relacionado con un mal funcionamiento de su capacidad de mantener la atención frente a estímulos menos intensos o menos rápidos, lo que puede ser una importante interferencia para su futuro rendimiento escolar y relacionamiento social.

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