Si no tiene hierbas frescas es su casa, siempre se puede
recurrir a las secas, que se conservan por más tiempo y pueden guardarse en la
despensa.
Aunque quizá prefiera el sabor de las hierbas recién
cortadas en el jardín, siempre hay un lugar para las congeladas, así como para
las especias secas. En la cocina griega, por ejemplo, el orégano seco
se usa mucho más que el fresco, y en la comida húngara, la páprika
es un ingrediente más importante que el chile fresco.
Consejos para usar hierbas secas:
• Compre pocas hierbas y especias secas, para no
desperdiciar, y guárdelas en un recipiente hermético en un lugar fresco.
• Ignore la fecha de caducidad de los productos comerciales,
pues la hierba o especia seca se puede deteriorar mucho antes de la
fecha indicada. La mejor manera de constatar su frescura es mediante el olor,
el gusto y el aspecto. La decoloración indica pérdida de sabor.
• Las especias enteras, como las semillas de cilantro y
comino, conservan su sabor y aroma mucho más que las molidas. Muélalas
en un molino para especias, para café (que sólo use para ese propósito) o
en un mortero.
• Las especias aportan color y sabor. La páprika añade un
magnífico color rojo, en tanto que el azafrán y la cúrcuma pintan de
amarillo brillante los platos.