Balanza con pies Balanza con pies

Como su nombre lo indica, esta enfermedad, producto de la combinación entre diabetes y obesidad, es producto de la combinación de una mala alimentación y sedentarismo.

La diabetes es una enfermedad crónica, que se diagnostica cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. En ambos casos se traduce en un incremento de los niveles de glucosa en la sangre, y es lo que conocemos como diabetes. En todos los tipos de diabetes el elemento común son los niveles altos de azúcar en la sangre. Todos necesitamos glucosa, un tipo de azúcar, para brindar energía a nuestro corazón, cerebro y músculos. La glucosa la brindan nuestros alimentos, específicamente los carbohidratos y también nuestro hígado es capaz de producirla. El páncreas, a través de la secreción de insulina, la procesa para que circule en niveles normales en la sangre, permitiendo el correcto funcionamiento del organismo. Los niveles sostenidos de glucosa elevada en la sangre, van produciendo un daño acumulativo e irreversible que aumenta el riesgo de complicaciones graves tales como infartos, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal, ceguera y amputación de extremidades. Por lo tanto el diagnóstico precoz y el buen control de la glucemia son fundamentales para prevenir y reducir las complicaciones de esta enfermedad. 

Tipos de diabetes

Existen muchos tipos de diabetes, pero según su etiología se clasifican en diabetes tipo 1 y tipo 2.

• La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune que destruye las células del páncreas que producen insulina, y esto se traduce en glicemias elevadas, y en diabetes. Es una condición que no se recupera, es por eso que el tratamiento de estos pacientes es la inyección de insulina. Antiguamente, este tipo de diabetes se asociaba a la infancia, pero hoy sabemos que no distingue edad, raza, composición corporal ni peso. Los factores de riesgo están asociados a la combinación de factores, genéticos y desencadenantes del ambiente, y no están claramente determinados.

La diabetes tipo 2 es una enfermedad que combina una deficiencia en la secreción de insulina (genética), más una resistencia a la insulina determinada en su mayoría por un estilo de vida poco saludable en el que predomina el sedentarismo y una alimentación rica en carbohidratos (en particular, los refinados). Es el tipo más común de diabetes, representando el 95% a nivel mundial. Se presenta con mayor frecuencia en personas mayores, aunque cada vez más está afectando a niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad.

La diabesidad, alianza mortífera

La abundancia de alimentos ultraprocesados, grasas y carbohidratos refinados en la dieta, junto al sedentarismo, ha unido la diabetes 2 y la obesidad. Los factores de riesgo para desarrollar diabetes mellitus tipo 2 son:

• Edad mayor de 45 años

• Ciertas etnias

• Antecedentes familiares de dm2

• Tener sobrepeso/obesidad

• Sedentarismo

Hipertensión arterial

• Triglicéridos altos, colesterol HDL bajo

• Diabetes gestacional

• Síndrome de ovarios poliquísticos

• Alimentación poco saludable

Existen otros tipos de diabetes, tales como la diabetes gestacional (diabetes propia del embarazo). Esta afecta al menos uno de cada 25 embarazos a nivel mundial. Sin tratamiento adecuado puede causar bebés más grandes que los normales, índices más altos de muertes infantiles y anomalías fetales. Tanto las mujeres como los hijos de estos embarazos tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Hemos dicho qué la obesidad es un factor de riesgo. Veamos ahora el por qué.

Obesidad, una enfermedad en sí misma

La obesidad es una enfermedad crónica compleja y multifactorial, asociada con el exceso de grasa corporal, que puede perjudicar la salud, aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades tales como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, apnea obstructiva del sueño, dislipemia, enfermedad cardiovascular y cáncer. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha alcanzado cifras pandémicas con más 1.900 millones de adultos con sobrepeso en todo el planeta, de los cuales 600 millones padecen obesidad. Estudios epidemiológicos definen la obesidad usando el índice de masa corporal (IMC ), que es un método simple que relaciona la grasa corporal con el peso y la talla de una persona. Este indicador tiene sus limitaciones puesto que no discrimina la masa grasa de la masa muscular, por ejemplo, y por lo mismo puede sobre o subestimar el IMC en muchas personas. Además, debe adecuarse a las edades de las personas. La obesidad se ha vuelto un problema de salud pública que afecta física y psicológicamente la salud de la población. Las personas que padecen obesidad frecuentemente deben lidiar con el estigma de su peso, la discriminación y la presión de la sociedad, lo que dificulta la visión de esta condición como una enfermedad real, impactando negativamente en su calidad de vida. 

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