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¿Sabía que las emociones no solo afectan la forma en la que nos sentimos, sino también nuestras defensas?

El estado de ánimo no solo afecta el día. Cuando estamos tristes o estresados, nada funciona con regularidad, nuestras defensas bajan y el riesgo de enfermarnos aumenta. ¿Qué tiene que ver con el sistema inmunológico? El concepto de que los estados de ánimo impactan tanto positiva como negativamente al organismo es muy antiguo. Gracias a la ciencia, en particular a la psiconeuroinmunología (estudio de la relación entre sistema nervioso y el sistema inmune), fue posible demostrar que existen algunos factores psicológicos, como los estados de ánimo, además del estrés, que afectarían el funcionamiento del sistema inmunológico.

Cuando me estreso, bajan mis defensas

No cabe duda de que nuestro estado de ánimo se encuentra influenciado por emociones, pensamientos y, muchas veces, el estrés; puesto que existe una intercomunicación entre nuestro sistema nervioso central, periférico y entorno, donde entran en juego ciertos circuitos que se activan y que son parte de los mecanismos de sobrevivencia, como por ejemplo, el que hace que la circulación sanguínea fluya hacia las extremidades para dar fuerza a los músculos y así, poder correr cuando estamos frente a una amenaza. O como cuando la pupila se abre para que pueda entrar más luz y estar alerta, o el elevarse de la hormona cortisol, que ayuda a controlar el estrés; pero que en exceso, altera notoriamente nuestra salud, ya que impide que el organismo entre en su fase de reposo, reparación y regeneración celular y, por sobre todo, disminuye las capacidades de protección que ejerce el sistema inmunológico. De ahí la importancia de promover un equilibrio a nivel del sistema nervioso, ya que un desbalance, no solo impacta directamente en la salud mental de las personas, siendo el causante de trastornos nerviosos, como ansiedad, angustia, crisis de pánico, insomnio, entre otros, sino que además va en desmedro del funcionamiento del sistema inmune. Es frecuente escuchar a las personas decir que tienen mal dormir, despiertan durante la noche, que sienten apatía, desesperanza, pérdida de interés, fatiga, mal humor, que se encuentran abrumadas e inquietas; todos síntomas y manifestaciones relacionadas con el estrés, seguramente, porque nuestro organismo está en constante producción de cortisol; lo que no estaría mal, si en verdad nos advirtiera que debemos estar alertas ante un inminente peligro. El problema es que esta producción de cortisol continúa en momentos en que el cuerpo debería estar en reposo. Sin embargo, eso no sería todo el problema, puesto que además, aparecen con mayor recurrencia episodios de resfrío, estados gripales u otras afecciones virales, lo que viene a confirmar que nuestro sistema inmunológico está apagado y que no tiene la capacidad de responder y defender al organismo

¿Cómo vivir en el mundo de una manera sana y natural?

Existen numerosas herramientas orientadas a apoyar los estados nerviosos y el sistema inmunológico a la vez. Por medio de la utilización de medicina natural biorreguladora con activos naturales, en particular, de origen vegetal, que gracias a sus propiedades y funciones descritas (y debidamente sustentadas por la investigación y estudios científicos), además de la incorporación de ejercicios y desarrollo de prácticas de relajación y meditación; ambas son ideales para integrarlas a un esquema de beneficioso para la salud mental y física de las personas. Entre esos activos naturales, podemos mencionar, alfalfa (Medicago sativa), muy apreciada como fuente natural de vitaminas y minerales. Otorga un estado de bienestar general, estimula una mente clara ybrillante, influye favorablemente en el vigor mental y físico durante el día y en la noche, además de inducir un sueño tranquilo y renovador. Indicado especialmente en casos de tristeza e irritabilidad. Y si nuestro interés es recuperar ese equilibrio emocional alterado por factores que pueden ser internos o externos; Ignatia amara (Habas de San Ignacio) ayuda en los cambios de ánimo, apatía y depresión. Es de gran utilidad en personas con ánimo variable, tendencia al llanto fácil y descontrolado. Otro aporte de la naturaleza, son los efectos de extractos de Avena sativa, presentes en formulaciones farmacéuticas naturales. Se trata de una planta con propiedades nutricionales reconocidas. Alcanza su máximo valor como reconstituyente del sistema nervioso, ayuda en casos de nerviosismo, insomnio, agotamiento físico y mental. También controla la ansiedad y nivel cerebral; resulta relevante para mejorar la concentración y rendimiento alterado por ansiedad y estrés. 

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