Mujer con balanza Mujer con balanza

Ante la epidemia de obesidad, es fundamental tomar medidas para frenar este estilo de vida poco saludable.

El mundo está volviendo sus ojos a unos de los grandes problemas que enfrenta la humanidad: la obesidad, la cual ha alcanzado proporciones enormes a nivel mundial, al punto de ser definida como una pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2010. Según esta organización, el 13 % de los adultos en el mundo presentan obesidad y el 39 % de ellos tienen sobrepeso.

 

Cuando comemos por ansiedad

En el mundo, a causa de esta enfermedad, cada año mueren 2,8 millones de personas, y en Chile –según datos del Ministerio de Salud– la cifra de fallecidos es de una persona por hora. Por otra parte, la pandemia mundial ocasionada por el COVID-19 ha hecho que pasemos mucho más tiempo en casa, aumentaran la ansiedad y los trastornos del ánimo, lo que nos ha impulsado a comer más. Según un artículo de la Clínica Las Condes, publicado este año en el día Mundial de la Obesidad, “los chilenos subieron 7,5 kg en promedio por persona en este período”. ¿Alguna razón en concreto? Muchas.

 

Las elecciones alimentarias: claves para evitar la obesidad

El principal factor que nos impulsa a comer es, obviamente, el hambre, pero lo que decidimos comer no está determinado únicamente por las necesidades fisiológicas o nutricionales. Podemos encontrar determinantes biológicos (hambre, apetito, sensoriales, palatabilidad), económicos (costo e ingresos), personales, sociales (cultura, familia, patrón de alimentación), psicológicos (estrés, estado de ánimo y la culpa), todos factores que nos impulsan a querer comer. Pero, ¿qué es lo que está pasando que explique el crecimiento incesante de la obesidad? Sucede que cuatro de cada 10 chilenos consumen comida rápida o chatarra mínimo una vez a la semana. ¿Cómo podemos enfrentar este gran desafío?

 

Cómo mejorar los hábitos alimentarios

Tomando conciencia de lo que comemos en el día y por supuesto, educándonos. La comida saludable no es más cara que la menos saludable cuando se sabe elegir. Si ya se dio tiempo para leer esto, significa que está en el primer paso (se llama “tomar conciencia”). El segundo paso, adivine cuál es. Sí, llevarlo a la acción. Tomar conciencia acerca de qué decisiones nos pueden ayudar estar más saludables, y lo mejor de todo esto, saber que concretar estas mejoras no solo darán impacto a nuestra salud, sino también, a nuestros hijos, parejas, amigos, familia y comunidad. Las elecciones alimentarias que se sostienen en el día a día son la llave de la puerta que determinará su salud a futuro.

 

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