Ira al volante Ira al volante

Una situación tan frecuente como conducir el auto general una reacción cerebral determinada.

Imprudencias como manejar muy cerca del vehículo de adelante les han valido a automovilistas agresivos ser golpeados y apresados. ¿Por qué la ira en condiciones de tránsito difícil provoca accidentes, lesiones e incluso homicidios? La causa es una peculiaridad psicológica llamada error fundamental de atribución. “Damos por sentado que la conducta de alguien obedece a motivos personales y no a las circunstancias”, dice Joseph Moran, investigador del Centro de Ciencia del Cerebro de la Universidad Harvard, Estados Unidos. Cuando otro conductor le cierra el paso, supone que es un imbécil —en vez de pensar que tal vez va a toda velocidad al hospital—, y eso lo enfurece. El cerebro humano evolucionó para reaccionar de forma exagerada ante lo que cree un peligro. “El mismo mecanismo neural que protegió de las fieras a nuestros ancestros se activa cuando afrontamos causas de tensión comunes como el tránsito”, dice Hanson.

Las hormonas que se disparan ante la tensión

El organismo produce la hormona cortisol, que siembra la alarma en el cerebro al estimular la amígdala, centro de las emociones, y daña neuronas del hipocampo, lo cual reduce una parte del cerebro que nos infunde calma y perspectiva de las cosas. Para controlar la reacción de estrés podemos regular las regiones más antiguas del cerebro con las más recientes, como la corteza prefrontal. Por ejemplo, todo el mundo tiene reacciones involuntarias ante fuentes de tensión como hablar en público. “Nos ponemos nerviosos y se nos reseca la boca porque así nos lo enseñó la evolución”, explica Moran. Pero hay quienes pueden transformar esa energía nerviosa en una fuerza positiva. Las regiones cerebrales superiores les permiten reinterpretar las reacciones físicas como señales de que están emocionados y preparados para hacer contacto con el auditorio. Cuando se enoje al manejar, pensar en otra cosa (por ejemplo, que lleva solo 15 minutos de retraso) o tratar de disfrutar el recorrido puede mitigar su reacción emocional.  

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