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El paso del tiempo no es excusa para que se pierda la motivación. Los caminos para lograrlo, aquí.

Una investigación realizada en Noruega confirma lo que mucha gente ya sabe por experiencia propia: a medida que envejecemos, la motivación disminuye. Levantarse del sofá y salir por la puerta se vuelve más desafiante. Los resultados sugieren que la pasión y la determinación están fuertemente correlacionadas en los primeros años de vida, especialmente en los niños. Y eso se mantiene: los jóvenes apasionados por algo están dispuestos a hacer todo lo posible para lograrlo. Es importante señalar que el trabajo analizó la correlación entre la pasión, la determinación y una mentalidad positiva en 917 personas de 14 a 77 años. Y que se trata del primer estudio que aborda estos vínculos en un grupo de edad tan amplio. Como una flecha “Nuestra pasión controla la dirección de la flecha, lo que nos entusiasma y queremos lograr. El valor o determinación impulsa nuestra fuerza, cuánto esfuerzo estamos dispuestos a poner para lograr algo”, dice el profesor Hermundur Sigmundsson del Departamento de Psicología de Ciencia y Tecnología (NTNU) de la Universidad Noruega . Esta es exactamente la correlación que los investigadores creen que es muy importante para que una persona sea realmente buena en algo. Las personas apasionadas de verdad están dispuestas a esforzarse al máximo para convertirse en las mejores. Y perseveran. Los hombres, más que las mujeres, dependen de la pasión por hacer algo: pero, por lo demás, los vínculos entre estas cualidades son prácticamente los mismos entre los sexos. La conexión entre la pasión y una mentalidad positiva es la que permite creer que realmente se será bueno en lo que apasiona. El estímulo y la mentalidad positiva muestran un patrón similar. Todo está conectado con todo, al menos mientras somos jóvenes. Pero esta correlación se desvanece a medida que envejecemos.

 

A qué edad comienza a perderse la motivación

 

“Las correlaciones siguen siendo bastante similares entre los 14 y los 53 años”, dice Sigmundsson. Pero, tan pronto como se terminan los 50, ocurre un cambio. La conexión entre pasión y tenacidad se vuelve casi inexistente. En teoría, nos cuesta mucho más hacer algo. Así que las personas más perezosas de 50 y tantos años pueden estar llenas de buenas intenciones y, en teoría, estar entusiasmadas con hacer algo. Pero cuando se trata de eso, ¿debería interpretarse en el sentido de que las personas mayores rara vez se apegan a las cosas, a menos que encuentren algo que realmente les interese? Sigmundsson confirma que sí, que podríamos decir eso. Sucede que las personas de 50 años en adelante pueden ser muy apasionadas –explica–, pero tienden a tener menos tenacidad. O viceversa. “Lo que esto significa es que es más difícil movilizar nuestro valor y fuerza de voluntad, incluso si tenemos la pasión. O podemos tener el valor y la fuerza de voluntad, pero no estamos tan entusiasmados con algo”, dice el profesor. ¿Qué hacer? La mentalidad positiva funciona de la misma manera. Tal vez todavía apasiona algo, pero se pierde la fe en que realmente podrán lograrse los objetivos. O se cree que puede manejar la actividad, pero simplemente ya no se tiene ese fuego en el estómago. “La correlación entre la tenacidad y la mentalidad correcta disminuye con la edad. La fuerza de voluntad y la creencia de que estamos mejorando ya no están tan estrechamente vinculadas”, dice Sigmundsson. Entonces, ¿qué podemos hacer con este declive en el levantarse y ponerse en marcha? “Se tiene que trabajar para encontrar actividades e intereses significativos que se puedan seguir con determinación y fuerza de voluntad. Encender la chispa es importante, independientemente de la edad”, reflexiona Sigmundsson. Simplemente hay que buscar activamente lo que apasiona si aún no se ha hecho. No existen atajos. Es necesario encontrar y desarrollar intereses propios. Además, deben reconocerse las conexiones importantes entre la pasión, el valor y una mentalidad positiva. “Tienes que perseverar, entrenar y sentirte libre de aliarte con otros que te inspiren y ayuden”, ejemplifica el investigador. Esto se aplica a mejorar en una actividad, pero también a mantener lo que ya hemos logrado. Y eso es cierto no solo para nuestra condición física, sino también para nuestra agudeza mental. “'Úselo o piérdalo' es el mantra, y esto también se alinea con la neuropsicología”, dice Sigmundsson. Y para apoyar esta idea, Sigmundsson cita a un campeón mundial de skate para “niños-viejos” de 85 años: “Nunca puedes parar”. “Mantener la actividad elegida es la clave”, concluye el profesor. 

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