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La falta de oxigenación en el cerebro producida por el hígado graso puede provocar depresión y ansiedad.

Un estudio mostró que el cerebro de los ratones con hígado graso sufría de niveles más bajos de oxígeno. Esto se debe a que la enfermedad afecta la cantidad y el grosor de los vasos sanguíneos del cerebro que entregan oxígeno al tejido, pero también a que células específicas consumen más oxígeno mientras el cerebro se inflama. Estos ratones también estaban más ansiosos y mostraban signos de depresión. En comparación, los ratones que consumieron la dieta saludable no desarrollaron el mal ni resistencia a la insulina, se comportaron normalmente y su cerebro estaba completamente sano. “Es muy preocupante ver el efecto que la acumulación de grasa en el hígado puede tener en el cerebro, especialmente porque a menudo comienza de forma leve y puede existir en silencio durante muchos años sin que las personas sepan que la tienen”, dice la autora principal, la Dra. Anna Hadjihambi, líder del subequipo en el grupo del Eje Hígado-Cerebro en el Instituto de Hepatología Roger Williams y profesora honoraria en el King's College de Londres. 

Posible remedio para el hígado graso

Para tratar de combatir el efecto peligroso que tiene el hígado graso en el cerebro, los científicos criaron ratones con niveles más bajos de una proteína de cuerpo entero conocida como monocarboxilato transporter 1 (MCT1), una proteína especializada en el transporte de sustratos de energía utilizados por varias células para su función normal. Cuando estos ratones fueron alimentados con la misma dieta poco saludable rica en grasas y azúcares que los del experimento inicial, no acumularon grasa en el hígado y no mostraron signos de disfunción cerebral; estaban protegidos de ambas dolencias. “Identificar a MCT1 como un elemento clave en el desarrollo de NAFLD y su disfunción cerebral asociada abre perspectivas interesantes”, dice el profesor Luc Pellerin, director de la unidad de investigación Inserm U1313 de la Universidad de Poitiers en Francia e investigador principal del estudio. “Destaca los mecanismos potenciales en juego dentro del eje hígado-cerebro y apunta a un posible objetivo terapéutico”. Por su parte, la Dra. Hadjihambi agrega: “Esta investigación enfatiza que reducir la cantidad de azúcar y grasa en nuestras dietas no solo es importante para combatir la obesidad, sino también para proteger el hígado para mantener la salud del cerebro y minimizar el riesgo de desarrollar afecciones como la depresión y la demencia durante el envejecimiento, cuando nuestro cerebro se vuelve aún más frágil”. Bajar o anular la gran cantidad de alimentos procesados que se ingiere, abandonar los azúcares refinados y el jarabe de maíz de alta fructosa, al igual que controlar embutidos y cortes grasos de carne, mejorando el aporte de fibra y vegetales puede hacer la diferencia entre la niebla mental y la lucidez. 

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