Nuevas investigaciones revelan que es posible revertir
algunos de los daños de esta afección.
Se abre una nueva esperanza para quienes sufren
esclerosis múltiple (EM), un antioxidante que se encuentra en la cáscara de las
manzanas y en las ciruelas pasas, puede reducir el daño adicional a las neuronas y también ayuda a reconstruir las vainas protectoras que cubren
las neuronas, revirtiendo el daño. Caracterizada por el aumento de la debilidad
muscular y la parálisis, la EM tiene una serie de tratamientos que ayudan a
detener la progresión de la enfermedad cuando se la detecta tempranamente. Pero
los tratamientos actuales apenas pueden revertir el daño que ya ha ocurrido en
las células cerebrales, las neuronas. Ahora se ha entreabierto una posibilidad
de revertir parcialmente esta situación.
Cómo repercute el tratamiento en la esclerosis múltiple
“Aunque la evidencia es preliminar, nuestros datos provienen
de modelos animales de enfermedades, es alentador ver un compuesto que detiene
y repara los daños en la EM, en el laboratorio”, dice Guang-Xian Zhang,
profesor de neurociencia en el Sidney Kimmel Medical College de la Universidad
Thomas Jefferson y coautor del descubrimiento. Los investigadores utilizaron
una forma purificada de ácido ursólico, presente en las frutas citadas, de
grado de laboratorio en ratones que habían establecido la enfermedad de la EM.
“Muchos experimentos han examinado ratones en la fase aguda, cuando la
enfermedad apenas comienza o está en su apogeo”, dice el Dr. Zhang. “En cambio,
probamos si este compuesto era efectivo en enfermedades crónicas, una vez que
ya ha habido daño crónico a los tejidos del sistema nervioso central”. Los
investigadores comenzaron a tratar ratones, precisamente, en una etapa mucho
más avanzada de la enfermedad: cuando se ha formado daño tisular crónico en el
cerebro y las médulas espinales, que deben repararse y regenerarse. Los
investigadores trataron a los ratones durante 60 días y comenzaron a ver una
mejora en el día 20 de tratamiento. Los ratones que estaban paralizados al
comienzo del experimento, recuperaron la capacidad de caminar de nuevo, aunque
con debilidad, después del tratamiento. “No es una cura, pero si vemos una
respuesta similar en las personas, representaría un cambio significativo en la calidad de vida. Y lo que es más significativo, es una reversión, que
realmente no hemos visto antes con otros agentes en un momento tan tardío de la
enfermedad”, dice el Dr. Zhang. Al parecer, el compuesto ayuda a que células
madre latentes puedan activarse y reparar parte del daño. “Hay trabajo adicional
que debemos hacer para probar la seguridad de este compuesto, el ácido
ursólico”, dice el Dr. A.M. Rostami, presidente del departamento de Neurología
del Instituto Vickie y Jack Farber de Neurociencia. “Pero este es un gran
avance para el tratamiento de la enfermedad”, concluye.