Remedios naturales Remedios naturales

Con simples elementos de su despensa, puede curar numerosas afecciones.

Datos curiosos: “magia roja”

Hace un siglo, uno de los remedios más comunes se compraba por metro: la franela roja, asociada con el calor y la sanación. ¿Por qué roja? Por la superstición de que este color mantiene a raya a los malos espíritus. Y en cuanto a la franela, se suponía que secaba un resfriado si entraba en contacto directo con la piel. La franela, en el caso de México, entró en escena a finales del siglo XIX, cuando un algodón especial para dormir llamado franeleta se empezó a vender en las tiendas de confecciones. Si bien se consideraba inferior a la lana, esta nueva tela no picaba’. Las madres les ponían a sus hijos bufandas de franela para curarlos del dolor de garganta (y de pasada, para evitar el mal de ojo). Muchos hombres usaban prendas de franela bajo la ropa para protegerse de los resfriados, la gripe y los ataques de gota y reuma. Para el dolor de espalda se usaban bandas de franela alrededor de la cintura. Con el tiempo, esta tela que calentaba sin picar se conoció simplemente como franela. Así que, con suerte, los leñadores, los integrantes de bandas indies y las personas que duermen con pijamas de franela están blindados contra la gripe.

Doble dosis de bronquitis

El penetrante olor del rábano picante que despeja la cabeza, junto con el aroma ácido del limón, ayuda a disolver las mucosidades en los conductos bronquiales y los senos carotídeos. Para elaborar un remedio picante, ralle una raíz de rábano picante en un tazón (o haga trampa y use rábano picante ya preparado) y coloque 1 taza de un tazón más pequeño. Agregue ½ de taza de jugo de limón y revuelva. Ingiera ½ cucharadita de la mezcla dos o tres veces al día. La acción expectorante le hará toser cada vez que ingiera una dosis, lo que ayudará a que los pulmones expulsen las mucosidades.

Mitigar el asma, la bronquitis y las alergias

Inhale vapores de eucalipto. Si tiene suerte y puede conseguir Eucalyptus globulus seco, hierva las hojas desmenuzadas y deje reposar 4 o 5 horas; cuele el líquido y vuélvalo a calentar para la inhalación. También puede agregar de 5 a 10 gotas de aceite de eucalipto comercial al agua hirviendo. Coloque la olla en la orilla de una mesa, siéntese, incline la cabeza sobre ella y coloque una toalla encima para formar una especie de tienda. Inhale el vapor durante 10 minutos, con cuidado de no acercarse demasiado. Sus pulmones se lo agradecerán, ¡y su cutis también!

Los dos rostros de la manzanilla Si lo que desea es un té contra las alergias, vierta 1 taza de agua hirviendo sobre 2 o 3 cucharaditas de flores de manzanilla picadas, deje reposar 10 minutos, cuele y beba tres o cuatro veces al día. Sólo una advertencia: la manzanilla es un remedio tradicional contra la fiebre del heno, pero puede agravar los síntomas si es alérgico a la ambrosía, una prima de la manzanilla. Para todas las demás personas, el contenido de azuleno de la manzanilla tiene propiedades antialergénicas, por lo que los doctores de todo el mundo la prescriben para tratar infecciones en el tracto respiratorio y alergias.

La fiebre del heno y las ortigas

Si puede conseguir ortigas frescas (es una mala hierba común), póngase guantes, recolecte algunas y lave las hojas con cuidado (por usted, no por la ortiga). Agregue 120 g de hojas a 6 tazas de agua hirviendo. Baje la flama y hierva a fuego lento hasta que el agua adquiera un tono verdoso; después cuele con un cedazo fino y vierta el líquido en una tetera. A lo largo de la temporada de la fiebre del heno, tome una taza de té de ortiga en la mañana y una en la tarde, endulzando con miel si así lo desea. Los estudios aún tienen que confirmar definitivamente la eficacia de la ortiga (Urtica dioica) para tratar la fiebre del heno, pero cientos de personas aseguran que posee misteriosos poderes, que les alivian los síntomas de la alergia. 

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