Las partes del cerebro destinadas a la vista podrían
resignificarse ante la no videncia.
Rebecca Saxe, profesora de neurociencias cognitivas del
Instituto Tecnológico de Massachusetts, se especializa en teoría de la mente,
esencialmente, en cómo pensamos acerca de otros. Mientras estudiaba qué era lo
que sabían las personas no videntes acerca de la visión, ella y sus colegas
llegaron a un descubrimiento: partes del cerebro destinadas a la vista, que
permanecen inactivas en personas no videntes, podían encontrar una nueva
función en tareas de procesamiento del lenguaje.
La corteza visual en personas no videntes
“En 1994, las neuroimágenes obtenidas de personas no
videntes que leían Braille mostraban que la corteza visual no estaba
completamente atrofiada. Leer Braille plantea un problema espacial, y eso es
precisamente lo que es la visión. Los no videntes tienen disponible la
totalidad de esta corteza visual que se utiliza para distinguir relaciones
espaciales, y padecen un problema que demanda precisamente dicha habilidad. “Luego
escaneamos a personas no videntes mientras desarrollaban una tarea que
implicaba comprensión de oraciones. Cuando escuchamos una oración, se da cierta
actividad neuronal que rápidamente se extiende a través del hemisferio izquierdo. Los datos registrados mostraron cómo la corteza visual respondía
al lenguaje. Ese fue uno de los hallazgos más sorprendentes. Las respuestas
cerebrales eran aquellas que podrían esperarse de una persona vidente
observando una imagen brillante, pero habían sido generadas por individuos no
videntes escuchando una oración. Fue uno de los ejemplos más impresionantes
de plasticidad que he encontrado: una región del cerebro que comienza a
realizar un conjunto de funciones completamente nuevas respecto de sus tareas
habituales”.
Dato sorprendente
Saxe sostiene: “Cuando un adulto sufre un accidente cerebrovascular
u otro tipo de daño cerebral devastador, el habla se ve comprometida. Si
pudiéramos lograr que otras regiones del cerebro desarrollaran algunas de las
funciones faltantes, sería como encontrar el Santo Grial en materia de
tratamiento para este tipo de afecciones”.