Depresión posparto Depresión posparto

Esta afección, que padece gran cantidad de mujeres luego de ser madres, puede combatirse con el movimiento.

Fuente: Salud a Diario

La pandemia de COVID-19 ha significado que innumerables mujeres estén mirando más allá de las opciones de tratamiento tradicionales para la depresión posparto (DPP), más difíciles de acceder, como la psiquiatría y la medicación, y descubren que la actividad física podría ser clave. Un nuevo estudio de la UWO (University of Western Ontario) sugiere que caminar a paso ligero (y tan solo 15 minutos al día) puede ser la respuesta para muchas mujeres que luchan contra la depresión posparto, aunque algunos casos graves aún pueden requerir atención médica tradicional. 

Ser mamá, un cambios brusco

La depresión posparto (DPP) puede causar cambios de humor graves, agotamiento e incluso una sensación de desesperanza. Alrededor del 23 % de las nuevas madres en Canadá experimentan algunos de estos síntomas, mientras que estudios recientes en Europa y Asia indican que este número ha aumentado a casi el 30 % durante la pandemia de COVID-19. Este estudio, el primero en su tipo, publicado por el Journal of Women’s Health, fue dirigido por la estudiante de la UWO Veronica Pentland y el profesor asistente Marc Mitchell de la Facultad de Ciencias de la Salud. “La DPP puede tener efectos importantes en la salud mental de la mujer, pero también en el desarrollo del niño”, dice Pentland. “Si se está deprimida, es más difícil cuidarse a sí misma y, por extensión, a su hijo”. El estudio, que analizó datos de cinco proyectos de investigación con un total de 242 participantes, recomienda que las mujeres caminen a una “intensidad moderada” de 90 a 120 minutos por semana para reducir los síntomas de la depresión posparto. “Caminar es bastante accesible y lo mejor es que la madre puede hacerlo con su bebé”, explica Mitchell. “Si puede salir tres o cuatro veces a la semana durante media hora o incluso 15 minutos al día con su bebé en un cochecito, nuestros hallazgos muestran que podría hacer una gran diferencia en cómo se siente”. Mitchell, Pentland y sus colaboradores, incluida la profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud Michelle Mottola, encontraron que caminar resultó en reducciones clínicamente significativas en los síntomas de DPP y estas mejorías se mantuvieron hasta tres meses después de que las madres detuvieron sus programas de caminata. Existen muchas barreras de larga data para acceder al tratamiento, especialmente para la salud mental, incluido el estigma social, la marginación y la discriminación de las comunidades racializadas; y los tiempos de espera y la pandemia global en curso solo han empeorado la situación, asevera Pentland. “Caminar proporciona un tratamiento que elude muchas de estas barreras. No podría haber un momento más relevante para una ruta accesible hacia el tratamiento de este problema de salud mental”, finaliza. 

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