Elefante en un sube y baja Elefante en un sube y baja

La variabilidad de conceptos según la situación tiene que ver con el carácter comparativo del cerebro.

¿Por qué no podemos evitar expandir nuestro concepto de “amenazante” cuando nos exponemos a una menor cantidad de amenazas? Investigaciones en psicología cognitiva y neurociencia sugieren que esto se debe al mecanismo más básico que nuestro cerebro emplea para procesar la información: comparar constantemente lo que tenemos delante con su contexto más reciente. En lugar de decidir minuciosamente cuán amenazante es una cara en comparación con las demás, el cerebro solo procesa lo amenazante que es en comparación con las últimas caras vistas, o con un promedio de las últimas caras vistas, o con los rostros más y menos amenazantes que ha visto. Este tipo de comparaciones podrían llevar directamente al patrón que mi grupo de investigación detectó en nuestros experimentos, pues en cuanto las caras amenazantes disminuyen, las nuevas son juzgadas sobre la base de una mayoría de caras inofensivas. Entre una multitud de rostros afables, cualquier cara que presente el más mínimo rasgo de aspereza podrá parecer aterradora. Por lo visto, para nuestro cerebro las comparaciones relativas suelen suponer un menor gasto energético que las medidas absolutas. Para que nos hagamos una idea, resulta más fácil acordarse de quién de nuestros primos es el más alto que tratar de recordar cuánto mide exactamente cada uno. 

Medidas relativas vs. absolutas

Es probable que el cerebro humano haya evolucionado hacia un uso prioritario de las comparaciones relativas, ya que este tipo de comparaciones suele arrojar información suficiente como para movernos de forma segura por nuestro entorno y tomar decisiones con el mínimo esfuerzo posible. Ser coherente cuando sea necesario A veces, los juicios relativos son más que suficientes. Si nos ponemos a buscar un restaurante elegante, seguramente lo que consideramos “elegante” en la ciudad de París en Texas, Estados Unidos, difiera bastante de lo que consideramos elegante en la ciudad de París, Francia. Pero una patrulla vecinal haciendo juicios relativos continuará expandiendo su concepto de “delito” hasta acabar incluyendo infracciones cada vez más leves. Como resultado, puede que nunca lleguen a percibir el éxito de su labor de ayudar a reducir el problema que les preocupa. En la actualidad, ya sea ante diagnósticos médicos o inversiones financieras, los humanos nos vemos obligados a hacer todo tipo de juicios complicados que exigen coherencia. ¿Cómo podemos tomar decisiones más coherentes si la situación lo requiere? Nuestro grupo de investigación se dedica actualmente al seguimiento de un estudio sobre el desarrollo de intervenciones efectivas que ayuden a neutralizar las extrañas consecuencias de los juicios relativos. Una estrategia potencial consiste en que, a la hora de tomar decisiones que requieran coherencia, se definan primero las categorías involucradas con la mayor precisión posible. Así, alguien que se apunte a una patrulla vecinal debería plantearse escribir una lista con los tipos de infracciones por las que deberá preocuparse una vez que empiece su labor. De lo contrario, podría precipitarse y acabar llamando a la policía por el simple hecho de ver a alguien paseando a un perro sin correa. 

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