Las emociones son reacciones automáticas e involuntarias a situaciones que representan una amenaza o un placer. Son esenciales para la supervivencia: el miedo hace escapar del peligro y el placer motiva el acto sexual para perpetuar la especie. Sin embargo, ¿es posible reducir las emociones a reacciones de supervivencia? Evidentemente constituyen vivencias sobre las cuales el individuo va a poder ejercer su inteligencia.

Razón vs. sentimientos

El filósofo René Descartes (1596-1650) estableció una frontera neta entre razón y emoción, considerando que la primera debía liberarse de la influencia de la segunda para hallar el camino de la verdad. Pero Descartes también reflexionó acerca de la manera en que el ser humano puede introducir la razón y la inteligencia en su vivencia emocional. A diferencia del animal, el hombre puede experimentar su emoción interiormente, tomar conciencia de ella, nombrarla y decidir, en nombre del libre arbitrio, si ésta se adapta a un contexto preciso. En una situación donde es realista afrontar un peligro, es así capaz de decidir combatir a pesar de la emoción inicial que lo incitaría a darse a la fuga. Descartes planteaba allí las premisas de lo que se llamará, cuatro siglos más tarde, la inteligencia emocional.

Una inteligencia particular

Las emociones no son solo alteraciones bioquímicas de las que nosotros seríamos esclavos: son mensajes que nos dirigen nuestro cuerpo y nuestro cerebro y que debemos saber interpretar. Por lo tanto, nos es necesario demostrar inteligencia, pero una forma de inteligencia muy particular: la inteligencia emocional.

"Esta expresión designa la capacidad de sentir las emociones, de identificarlas en uno mismo y en los demás, de dilucidar sus causas, de utilizarlas para tomar decisiones y también de ponerlas en perspectiva y controlarse para no sufrirlas de manera cruda y pasiva.

Según diversos estudios, las personas emocionalmente más inteligentes logran un mayor éxito profesional, tienen relaciones más estables y experimentan un mayor placer en sus contactos sociales".

Las 5 claves de la inteligencia emocional

1. El autoconocimiento nos ayuda a orientar nuestras elecciones en función de nuestras expectativas profundas y no de presiones exteriores o de convenciones sociales. Permite llevar una vida más conforme a nuestra naturaleza profunda.

2. El gobierno de las emociones es la capacidad de no dejarse dominar o hundir por desbordes emocionales, de conservar la sangre fría y manifestar reserva.

3. La automotivación es la resistencia a las pulsiones, la capacidad de soportar una cierta dosis de frustración para alcanzar un objetivo más valioso, pero diferido en el tiempo. Es una condición esencial para realizar esfuerzos y perseverar en una acción o un aprendizaje. Las emociones son reacciones automáticas e involuntarias a situaciones que representan una amenaza o un placer. Son esenciales para la supervivencia: el miedo hace escapar del peligro y el placer motiva el acto sexual para perpetuar la especie. Sin embargo, ¿es posible reducir las emociones a reacciones de supervivencia? Evidentemente constituyen vivencias sobre las cuales el individuo va a poder ejercer su inteligencia.

4. La empatía es la facultad de percibir y comprender las emociones del otro: es saber ponerse en el lugar de los otros.

5. El dominio de las relaciones humanas es la capacidad de mantener buenas relaciones con los otros, crear un ambiente distendido y suscitar la simpatía.