Familia ensamblada Familia ensamblada

El fenómeno cada vez más común de las familias ensambladas puede no ser un desafío.

Fuente: www.Empoweringparents.com

Secreto número 1. 

Ceda la autoridad a la madre y al padre del niño. ¿Sorprendido? Es cierto. Como padrastro o madrastra, es importante ceder la autoridad a la madre y al padre del niño. Si bien esto puede ir en contra de todo lo que espera, su relación con el hijo de su pareja necesita tiempo para desarrollarse. Es importante no ser duro, pero tampoco puede desaparecer. Mantener la presencia y, al mismo tiempo, apoyar a su pareja es difícil, pero resultará productivo. Lo irónico es que cuando se relaje y muestre su apoyo a su pareja, la relación con el niño fluirá más rápido. Sea el policía bueno y deje que su pareja sea el policía malo. Si determinada conducta del niño exige una consecuencia, permita que sea su cónyuge quien aborde el problema y respalde su decisión. El policía bueno se preocupa por conocer los intereses del niño y se involucra en su vida poco a poco a partir de esos hallazgos que le permiten desarrollar el vínculo. 

Secreto número 2. 

No compita con su par. En lugar de competir con su colega, defiéndalo. En otras palabras, no trate de ser mejor mamá que la madre de su hijastro ni mejor papá que el padre. Más allá de lo que piense del estilo de disciplina (o falta de disciplina) de la madre y el padre del niño es importante que respete y reconozca el poder de la conexión de ellos con su hijo. Esto puede resultar difícil si su nuevo cónyuge aún se encuentra en guerra con su ex y, tal vez, aún batallando por los niños y otras cuestiones. Muchas madrastras se empeñan en compensar todo el dolor y sufrimiento que atraviesan los niños. Muchos padrastros adoptan una actitud del estilo “pondré en forma a este pelotón, seré el líder de esta tropa y los guiaré a través de la jungla”. Pero como alguien alguna vez dijo: “Si el padrastro lidera, pero nadie lo sigue, simplemente salió a dar una vuelta”. Alentamos a padrastros y madrastras a concentrarse en forjar vínculos con los hijos de sus parejas; simplemente estar presentes en la vida del niño y evitar tratar de “reparar cosas” o competir con la madre o el padre del niño. 

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