Otra hierba aromática que no puede faltar en la cocina es el romero: conozca más a fondo esta versátil hierba que transformará sus preparaciones.

Pocas hierbas se cultivan y son tan apreciadas en todo el mundo como el romero. Hay muchas variedades de romero, dependiendo del país o región, y tiene muchos usos en el jardín: desde cubiertas vegetales y setos, plantas colgantes y macetas fijas hasta topiarios. El refrescante aroma resinoso y sabor de su follaje perenne es indispensable en la cocina.

Rosmarinus significa “rocío del mar”, y en estado silvestre esta hierba se encuentra sobre todo en acantilados alrededor del Mediterráneo. Pese a sus diferentes formas y colores, todas las variedades de romero que se encuentran en los viveros pertenecen a una especie, la R. officinalis. Existen otras dos especies, ambas poco comunes: R. eriocalyx y R. tomentosus, del sur de España y el noroeste de África, que no están dentro del cultivo general.

Las flores del romero pueden ser azul pálido o intenso, violeta, malva, rosa o blanco. La forma va de arbustos redondeados y variedades postradas, a variedades en forma de columna de hasta 3 m de altura. A la mayoría se le puede dar usos culinarios. Todas son perennes, con hojas pequeñas, densas, estrechas y puntiagudas.

Variedades de romero

Entre las variedades altas recomendadas, están “Tuscan blue” o “Erectus”, con hojas grandes; la “portuguesa rosada”, con un olor delicioso y flores rosas; y la “Sawyer’s selection”.

Algunos de los arbustos con las flores azules más intensas son el “Collingwood Ingram” o “Mallorca”, “Beneden blue”, “Salem”, “Laguna azul”, “Severn sea”, “Corsican blue”, “Miss Jessup’s upright”, con flores azul-violeta, “Suffolk blue”, el excelente “Herb cottage” y el aromático y resistente “Gorizia”, introducido al cultivo general por Tom DeBaggio, de la ciudad de Gorizia, al norte de Italia.

Dónde plantar el romero

Esta planta requiere sol directo y un excelente drenado. El romero tolera una variedad de pH, desde tierra moderadamente ácida hasta moderadamente alcalina, aunque esta última provoca un crecimiento más compacto y un olor más intenso.

En zonas frías, cultive las plantas en macetas a la intemperie, y resguárdelas en invierno. El romero es excelente en lugares cerca del mar.

Propague el romero mediante esquejes tomados de las puntas a principios del otoño o de la primavera. Las semillas de romero germinan poco, y las plantas no se dan como deberían.

Podar ligera y regularmente ayuda a dar forma a las plantas. Los arbustos responden bien al recortarlos y darles forma, y dan lugar a excelentes topiarios. Un acolchado adecuado es esencial. Los acolchados orgánicos tienden a retener humedad cerca del tallo principal y en el follaje inferior, propiciando la putrefacción por hongos. Por esta razón, la grava, la arena gruesa o las piedras pequeñas son la mejor opción.

Cómo cosechar y almacenar el romero

En climas templados, tome trozos de romero en cualquier época del año y séquelos en un lugar bien ventilado. Cuando se sequen por completo, retire las hojas enteras de los tallos y guárdelas en botellas herméticas. Debe hacer la mayor cosecha antes de la floración. Recoja flores frescas para usarlas como adorno en ensaladas y postres.

Medicina natural

Las propiedades medicinales del romero como tónico y estimulante para los nervios y la circulación lo hacen un remedio popular para combatir la fatiga general y la depresión, y para activar la circulación. El romero también mejora la memoria y la concentración al aumentar el flujo sanguíneo a la cabeza.

El romero se puede tomar como infusión, aunque el aceite esencial suele emplearse para combatir estas afecciones. Por ejemplo, se pueden añadir unas gotas a un vaporizador o diluir un poco de aceite vegetal y aplicar tópicamente para obtener sus efectos beneficiosos.

Agua húngara

Hasta la invención del agua de colonia, esta receta era la fragancia preferida de Europa, pero también fue popular como un remedio para curarlo todo: desde mareos, reumas, cólicos y cefaleas hasta indigestión e inapetencia.

La historia de su invención es incierta, pero se cree que, en el siglo XIII, un ermitaño le dio la receta a la reina Isabella de Hungría, quien sufría de reuma en las piernas. Se dice que al bañarse todos los días con esta agua, sus piernas volvieron a la normalidad y recobró su belleza juvenil. Más tarde, a la fórmula le añadieron tomillo, salvia, menta y mejorana.

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