Estas dos afecciones, que a veces se parecen, tienen
distintas consecuencias para la salud.
Fuente: Efesalud.com
Qué es una alergia alimentaria
Una alergia alimentaria es una reacción adversa mediada
por el sistema inmunitario, que ocurre en ciertas personas (los alérgicos) al
ingerir determinados alimentos (los alérgenos).
“Los alérgicos no nacen siéndolo, sino que se vuelven
alérgicos”, explica el doctor Casellas. Y, para ello, es necesario que el
paciente haya tenido contacto con el alimento alergénico; es más frecuente en
personas que tienen familiares de primer grado (padres o hermanos) alérgicos o
en individuos que tienen dermatitis atópica. Ante esta respuesta alérgica,
el organismo desarrolla anticuerpos denominados inmunoglobulina E (IgE) contra
proteínas del alimento causante de la alergia.
Para detectarla, se realizan pruebas cutáneas (conocidas
como pruebas intraepidérmicas o prick-test) o un análisis. No obstante,
aunque estas pruebas resulten positivas, no son suficientes para diagnosticar
una alergia, según advierte el experto.
“Deben acompañarse de una reacción clínica sugestiva de
la alergia tras la ingesta del alimento sospechoso”. Los síntomas
provocados por la alergia a alimentos suelen aparecer rápidamente (como máximo,
hasta 30 a 60 minutos después de la ingesta) y pueden ser cutáneos, digestivos,
respiratorios o generalizados.
Los alimentos causantes de alergia varían según la edad,
la zona geográfica y hasta con las costumbres alimentarias de los pacientes. En
lactantes, las causas más frecuentes son la ingesta de leche y huevos; en niños
más grandes, la ingesta de pescado, frutos secos y mariscos; y en adultos, la ingesta
de frutas, frutos secos y mariscos.
Qué es una intolerancia alimentaria
Esta reacción adversa no tiene un origen inmunitario,
sino que se produce por la digestión incompleta o inadecuada de un alimento,
tal como explica Efesalud.com. De hecho, puede aparecer por diversas causas
(metabólicas o farmacológicas).
“Las intolerancias tienen que ser valoradas por un
profesional sanitario, que descartará la existencia de síntomas de alarma (sangre
en las deposiciones, pérdida no justificada de peso, etc.) o de una potencial enfermedad
subyacente, y determinará si los síntomas se deben a otras causas (síndrome del
intestino irritable, enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad celíaca, etc.)”,
refiere el citado especialista.
Los tipos de intolerancias más frecuentes son:
1. A la lactosa (azúcar que se encuentra en la leche y
sus derivados).
2. A la fructosa (azúcar muy común en alimentos como
la miel o frutas como la manzana, la pera, la ciruela o el dátil).
3. Al sorbitol (alcohol de azúcar que se encuentra de
forma natural en frutas como la pera, la manzana, la ciruela, el durazno y el
damasco; o que se utiliza también como edulcorante en alimentos
industrializados).
4. A la histamina (sustancia que produce nuestro
organismo o que está presente en alimentos como la carne y el pescado).
5. El favismo (reacción en forma de anemia aguda tras el
consumo de habas).