Hacer actividad física en exceso puede provocar lo que se
conoce como desgaste muscular.
Fuente: Muysaludable.sanitas.es
Uno de los efectos del exceso de ejercicio se produce
sobre los músculos. Cada vez que realizamos una actividad, algunos tejidos se
desgastan con el fin de construir nuevos tejidos para afrontar la actividad
que se va a realizar en la siguiente sesión.
Cuando ocurre el sobreentrenamiento, no damos al cuerpo
margen de descanso o, incluso, no lo nutrimos como necesita para que se
produzca la renovación de tejidos. Es entonces cuando se puede entrar en rabdomiólisis.
Se trata de un trastorno en el que las fibras de los músculos esqueléticos
comienzan a “disolverse”.
Esto hace que se
liberen grandes cantidades de mioglobina que, a través de la sangre, llega
hasta los riñones y puede causar daños como una insuficiencia renal aguda.
Un signo para identificar este trastorno es el color de la orina; en caso de que fuera castaño oscuro, habría que acudir al médico
inmediatamente. Por otra parte, los síntomas de la rabdomiólisis suelen ir
desde el dolor intenso en los músculos hasta vómitos y estado de confusión.
Otras consecuencias del sobreentrenamiento
Antes de pasar por un trastorno grave como la rabdomiólisis,
el organismo envía señales en función del nivel de desgaste. Una de las
más claras se encuentra en el deterioro de las articulaciones.
Dolencias en hombros o rodillas pueden parecer comunes en
algunas actividades de alto impacto como crossfit o running, pero han de
vigilarse de cerca, porque un constante desgaste de las articulaciones puede
generar la pérdida del líquido que se encuentra en el punto de unión de los
huesos y causar artrosis.
La acumulación de radicales libres es otra de las
consecuencias asociadas al exceso de ejercicio más una alimentación inadecuada.
La presencia de radicales libres entre los deportistas es bastante común. Con
la actividad física, el número de respiraciones se incrementa, por lo que se
forman más radicales libres que, si no se eliminan, terminan provocando
estrés oxidativo.
Tanto el descanso para reducir la producción de radicales
libres como una dieta rica en alimentos con vitamina E y C (antioxidantes) son
recomendables para evitar la oxidación.
Por último, y no menos importante, está la aparición de
la fatiga. Suele ser el síntoma más infravalorado, sobre todo, entre quienes
practican deporte sin ningún tipo de planificación.
Saltarse los descansos, no tener períodos de carga y
descarga de intensidad o volumen del ejercicio o, incluso, no respetar el
mínimo de horas de sueño que se necesitan termina provocando el efecto
contrario al que buscan los deportistas: reduce el rendimiento, así concluye
este interesante artículo de Muysaludable.sanitas.es