Hombre haciendo equilibrio en un dado Hombre haciendo equilibrio en un dado

Si algo nos enseñó la pandemia, es que no se puede prever todo. Por eso, conviene tener herramientas para enfrentar la incertidumbre.

Fuente: Salud a Diario

1. Autocuidado

Mantengamos rutinas de descanso, sueño por unas 6 a 8 horas (aun- que sea interrumpido), bebamos más agua y favorezcamos las elecciones saludables en al momento de alimentarnos. Si no queremos hacer ejercicio, hacer tareas de casa ya suponen un gasto energético, por lo cual procuremos movernos diariamente.

2. Expresión de las emociones

Nuestra salud mental comienza por procurar tener un bienestar interior. Gran parte de ello radica en expresar con sinceridad nuestras emociones, ya que liberarlas nos alivia de una gran carga y nos permite tomar acciones.

3. Socialización

La distancia física no implica distancia social. Por ello, comuniquémonos con frecuencia, ya sea por teléfono o video llamadas, con nuestros seres queridos, tal como si lo hiciésemos en caso de vivir en otro país.

4.Desconexión

Procuremos desconectarnos de exceso de noticias y de tecnología. Una forma sumamente común de evadirnos de nosotros mismos es estando en el smartphone constantemente, incrementando con ello nuestra ansiedad. Por ello, hagamos lo contrario, de forma gentil y sistemática, recambiando esos tiempos por otros que puedan ser más productivos.

5. Reconexión

Démonos la oportunidad de retomar nuestros hobbies en la medida de lo posible: si nos gusta leer, hacer manualidades, escribir o seguir alguna disciplina relacionada con nuestro bienestar sepamos que es de muchísima ayuda para crear nuestro espacio de reconexión. Al comienzo es muy posible que exista una resistencia, pero una vez comencemos veremos que de forma natural se desplegará un nuevo y positivo hábito. 

Cómo amigarnos con la incertidumbre

En general, como sociedad, tenemos que aprender a convivir con la incertidumbre de un mundo que seguirá estando en permanente cambio. Por ello, necesitamos tener un enfoque de flexibilidad y resiliencia, el cual es clave para una adaptación más amable con lo que sucede en nuestro entorno. Un punto importante dentro de este proceso radica en no intentar tener la certeza de cuándo va a terminar la pandemia. Sin importar si culminará en uno, dos o más años, seguiremos experimentando en el futuro diversas situaciones –tanto a nivel sanita- rio como medioambiental, político y/o social– que nos traerán de vuelta a un mismo punto, sintiendo las mismas emociones y vivenciando experiencias similares. Una gran lección subyacente es la de atender aquellos aspectos que sí podemos manejar y que son transversales: nuestra salud mental como prioridad, el valor de la familia, de las cosas simples y la apreciación de lo bueno que ya tenemos. Como agentes de cambio, nuestro trabajo inicial consiste en aprender a cultivar nuestra calma y fortaleza, enfocándonos en nuestra evolución personal y colectiva.

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