Los beneficios de la educación en arte Los beneficios de la educación en arte

Cada vez hay más pruebas de que el educar en arte produce una serie de beneficios, tanto a nivel de desarrollo personal como a nivel terapéutico.

Las sociedades modernas tienen una tendencia a descuidar la educación artística. En la escuela y en la mayoría de los medios profesionales, es más fácil hacer valer los conocimientos que la sensibilidad o las creaciones artísticas. Los trabajos de los especialistas muestran, sin embargo, que la práctica de un arte es ampliamente beneficiosa tanto para el plano cerebral como para el equilibrio personal.

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Los beneficios de educar en el arte

Dibujar, modelar, cantar o bailar son diferentes maneras de desarrollar la sensibilidad, la imaginación y la creatividad. Esas prácticas favorecen también la confianza en uno mismo, la concentración, el dominio del cuerpo (danza) o la coordinación motora (música, escultura).

Según ciertas teorías, los efectos positivos de las actividades artísticas sobre el cerebro podrían incluso ser todavía más importantes. En 1993, estudiosos de la Universidad de California afirmaron que basta con que un niño escuche cada día algunos compases de Mozart para que refuerce sus competencias espaciales. Más tarde, se emitió la hipótesis de que la música favorecía el aprendizaje de las matemáticas y de las ciencias. A pesar de que el «efecto Mozart» no ha podido, en realidad, confirmarse, los investigadores siguen explorando activamente el impacto de las diferentes actividades artísticas sobre el cerebro.

¿Unos pocos elegidos?

¿El genio artístico está ligado a la locura? Esta pregunta intriga desde hace largo tiempo a los psiquiatras. Si bien todos los artistas no estuvieron encerrados como Camille Claudel, fueron muchos los que dieron muestras de excentricidad o de desequilibrio, como Miguel Ángel, Arthur Rimbaud o Vincent Van Gogh. Ahora bien, algunos estudios establecieron un vínculo entre creatividad y psicosis maníaco-depresiva. Quedan por explicitar las bases neurobiológicas de ese funcionamiento mental pues, si bien se han avanzado varias hipótesis, la naturaleza del genio escapa aún a los investigadores.

El estudio de patologías que provocan lesiones en el cerebro da algunas pistas sobre la organización cerebral de las competencias artísticas.

El caso de Tommy MacHugh, un albañil inglés, saltó a los titulares a comienzos del año 2000. Aunque no había manifestado jamás interés por las artes, se transformó en un pintor obsesivo luego de una hemorragia cerebral. También se puso a escribir de una manera compulsiva. Una neurobióloga de Harvard atribuyó esta irrupción del arte en la vida de Tommy a modificaciones en el lóbulo temporal. Según ella, el genio de Van Gogh podría vincularse en parte con una epilepsia localizada en ese mismo lóbulo. El neuropsicólogo y organista francés Bernard Lechevalier se interesó, por su parte, en el cerebro de los músicos. En su opinión, «la inteligencia musical» pone en juego estructuras cerebrales repartidas en el conjunto del cerebro, puesto que los estudios de imágenes médicas revelan efectivamente que la melodía, el ritmo o el timbre son procesados por zonas distintas.

Otras investigaciones parecen mostrar que los músicos recurren con naturalidad al pensamiento divergente, la capacidad de hallar nuevas soluciones a problemas abiertos, una facultad que se distingue del pensamiento convergente, que se mide por el coeficiente intelectual y se considera más clásico. Asimismo, han notado una aptitud particular para activar los dos hemisferios cerebrales de manera integrada, probablemente ligada al uso independiente de las dos manos.

Arteterapia: inspiración que sana

La práctica de una disciplina artística puede ayudar a expresar las propias emociones. Enmarcada por un terapeuta, se convierte en un medio para liberar las angustias o para superar bloqueos emocionales y relacionales. Cuando uno no puede expresar verbalmente su sufrimiento, la musicoterapia o las terapias a través de las artes visuales y de la escena pueden permitir derribar los mecanismos de defensa y, por lo tanto, vencer las dificultades. Las terapias a través del arte son recomendadas en un gran número de casos: luego de un shock emocional o una depresión, en casos de alcoholismo o de trastorno del comportamiento alimentario o, incluso para ayudar a los autistas, tanto niños como adultos.

Esas terapias revisten formas muy variadas. Las artes plásticas o los títeres son utilizados para resolver conflictos internos y permitir que se exprese el inconsciente. Las artes gestuales como la danza pueden mejorar ciertos trastornos psicomotores. El trabajo corporal, que permite reconstruir la imagen de uno mismo y favorece la autoestima, puede ser propuesto en el tratamiento del estrés o de las adicciones. La musicoterapia ayuda a manejar las emociones y facilita la relación con el otro. La audición musical tiene un efecto pacificador; el canto libera las tensiones y estimula la memoria, y la práctica de un instrumento favorece la coordinación motora.

Educación artística

El neuropsiquiatra francés Roger Vigouroux explicó cómo el cerebro «fabrica lo bello» a partir de una percepción, cómo integra elementos emocionales y racionales para apreciar el valor estético de una obra. El lóbulo frontal, sede de cogniciones complejas como la memoria, el razonamiento o la conceptualización, cumple una función de gran importancia en nuestro sentido crítico. Cierta forma de emoción estética parece intuitiva e inmediata, pero nuestra sensibilidad se deriva, ante todo, de nuestra experiencia vivida. Pone en juego nuestra memoria, nuestra cultura (el simbolismo de los colores, por ejemplo, no es idéntico en los países occidentales y orientales) y, sobre todo, nuestra capacidad para decodificar una obra, sea visual o sonora. Si el sentido artístico parece relativamente universal, las formas artísticas, por su parte, varían mucho según la época y las sociedades; todas ellas no aprecian de manera espontánea un fragmento de música serial o una pintura abstracta, por ejemplo.

El arte se aprende con mucha mayor facilidad cuando forma parte de nuestro medio ambiente desde la más temprana edad. Pero nunca es demasiado tarde: tal vez descubrirá en usted, cuando tenga más tiempo libre, un gusto insospechado por el modelado o la danza contemporánea.

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